viernes, 15 de agosto de 2008

Entre chapuzones y letras

Libros acuáticos


Autora: M. Cecilia Crespo
cecilia@terceroendiscordia.com.ar


Verano, tarde, playa, recién salgo del agua, me cubro con una toalla y empieza el largo rato de letargo, nada que hacer... ¿un bizcohito?, ¿un vasito de jugo?, un partidito de dados y por fin el momento de la lectura, el íntimo momento, el momento inventado, imaginado, sólo uno frente al libro. Abro en el capítulo que dejé ayer, guardo el boleto-señalador y me concentro (o desconcentro de mi entorno), me sitúo en la historia, estoy en el mejor momento y… splash! el perro de mi vecino, bien fresco y fatigado se sacude con todo fervor y empapa mi libro… ¡mi novela! ¡mi momento deseado! Recupero la vista a la página y ahí está... todo arruinado, arrugado, ilegible a mis ojos, cierro el libro enojada e intento dormirme tratando de disimular mi mal humor.
¿Te pasó alguna vez algo similar? ¿En la piscina, el fin de semana de pesca, en el parque con el imprevisto chaparrón o con esa ola maleducada y mal calculada?
La editorial Punto de Lectura, perteneciente al Grupo Santillana, pensó en estos accidentes y en el marco de la Feria del Libro de Madrid 2008 presentó el pasado 7 y 8 de junio una novedad que va a revolucionar los hábitos de lectura de muchos: “Los libros acuáticos de bolsillo”. Se trata de títulos editados en un formato impermeabilizado, en papel especial, cosidos con hilos vegetales y encuadernados en una materia que permite que no se deterioren aunque se caigan al agua. Se venden al público a tan sólo 11,95 euros.
La selección de los títulos se hizo pensando en abarcar un público amplio, por el momento se editaron Frases célebres de niños, de Pablo Motos; Malinche, de Laura Esquivel; El desorden de tu nombre, de Juan José Millás; Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos; Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, de Rodrigo Muñoz Avia; ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?, de Luis Piedrahita; Sabor a chocolate, de José Carlos Carmona; pero si se obtienen buenos resultados, se planea editar el resto del fondo editorial en este formato.
La respuesta fue diversa, los más ortodoxos no entendieron el sentido de esta novedad ya que venían bien acostumbrados a los libros en papel, el encanto por las hojas amarillas y las arrugas que reflejan lo vivido y apelan a recuerdos; y están quienes se maravillaron por esta novedad, quienes lo vieron como una solución, lectores compulsivos en playas y bañeras; sea cuál sea la reacción, la realidad es que los libreros no aguardaron mucho en pedir sus ejemplares y la venta fue exitosa, no se sabe si por intriga o interés… y tú, ¿te comprarías un libro acuático?
Bibliografía consultada:
http://www.puntodelectura.com/
http://www.comunicacion-cultural.com/

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