lunes, 25 de agosto de 2008

El vuen uzo del hidioma

Por M. Cecilia Crespo


Quién es esa figura, un tanto anónima, que nunca firma su obra, sin la cual el entendimiento se hace difícil.

Corrector, figura poco valorada en los últimos tiempos. Se imagina al corrector como un ser poco amistoso que se pasa todo el día buscando errores ajenos, con lupa y lapiceras de colores en mano, una especie de personaje extraño… pero, cuál es la esencia de la corrección, de qué sirve ese paso tan importante y tantas veces obviado. De la corrección depende, en gran medida, que un texto llegue a su destinatario de la forma más legible, eficaz y comprensible posible.

La corrección, a gran escala, permite que todos hablemos la misma lengua, y, por lo tanto, que la comunicación sea efectiva.

El corrector vela por el cuidado del idioma, es el encargado de la revisión lingüística del texto de la obra (gramática, ortografía y lexicología); y de la forma en que se expresan los conceptos en el mismo.

La tarea parte de una lectura “especial”: revisa las letras que forman las palabras, corrige la coherencia gramatical, revisa la composición y se ajusta a las convenciones ortotipográficas.

¿Por qué es tan importante la labor del corrector para cualquier texto a publicar, ya sea en forma impresa o en la web, oral o escrito?


- El error descalifica el texto y, también, a su autor, haciendo que el mensaje pierda valor.
- La visión del corrector otorgará un valor agregado a la obra, es una posibilidad de mejora.
- Contrariamente a lo que comúnmente se piensa, los programas utilizados por editoriales y medios periodísticos para la corrección de los textos, si bien ayudan, no son totalmente efectivos, ya que hay errores que no son detectados, ya sea porque se trate de homónimos o porque la palabra existe en el vocabulario pero fue puesta por error. Las computadoras no razonan y no tienen en cuenta el contexto, ni consideran al futuro lector del texto, los correctores sí, para ello se forman profesionalmente.

Actualmente la figura del corrector ha sido desprestigiada; con sólo observar los avisos, escuchar discursos o leer el diario, se hace evidente la ausencia de esta figura, ya no es considerada una tarea importante.


Para reivindicar esta situación un grupo de profesionales del idioma español y correctores reúnen firmas (nombre y apellidos, profesión, localidad y país de residencia) que puedes enviar a
Silvia Senz Bueno (silvia.senz@wanadoo.es), una de las promotoras y administradora de la lista sobre corrección y edición “Editexto”.El manifiesto tiene el propósito de dirigirse a las autoridades encargadas de velar por el buen uso del idioma (Real Academia Española, Academia Argentina de Letras, entre otras) para solicitarles que fomenten la creación de titulaciones oficiales de corrección de textos en español, que reconozcan el carácter profesional de dicha tarea y permitan regular su formación.

Es importante que todos colaboremos en el fomento de esta tarea, y que le demos el lugar que se merece, para que realmente usemos todos el mismo idioma y nos entendamos mejor.

Bibliografía consultada:
http://periodistas21.blogspot.com/
http://librodenotas.com/romanpaladino

viernes, 15 de agosto de 2008

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Entre chapuzones y letras

Libros acuáticos


Autora: M. Cecilia Crespo
cecilia@terceroendiscordia.com.ar


Verano, tarde, playa, recién salgo del agua, me cubro con una toalla y empieza el largo rato de letargo, nada que hacer... ¿un bizcohito?, ¿un vasito de jugo?, un partidito de dados y por fin el momento de la lectura, el íntimo momento, el momento inventado, imaginado, sólo uno frente al libro. Abro en el capítulo que dejé ayer, guardo el boleto-señalador y me concentro (o desconcentro de mi entorno), me sitúo en la historia, estoy en el mejor momento y… splash! el perro de mi vecino, bien fresco y fatigado se sacude con todo fervor y empapa mi libro… ¡mi novela! ¡mi momento deseado! Recupero la vista a la página y ahí está... todo arruinado, arrugado, ilegible a mis ojos, cierro el libro enojada e intento dormirme tratando de disimular mi mal humor.
¿Te pasó alguna vez algo similar? ¿En la piscina, el fin de semana de pesca, en el parque con el imprevisto chaparrón o con esa ola maleducada y mal calculada?
La editorial Punto de Lectura, perteneciente al Grupo Santillana, pensó en estos accidentes y en el marco de la Feria del Libro de Madrid 2008 presentó el pasado 7 y 8 de junio una novedad que va a revolucionar los hábitos de lectura de muchos: “Los libros acuáticos de bolsillo”. Se trata de títulos editados en un formato impermeabilizado, en papel especial, cosidos con hilos vegetales y encuadernados en una materia que permite que no se deterioren aunque se caigan al agua. Se venden al público a tan sólo 11,95 euros.
La selección de los títulos se hizo pensando en abarcar un público amplio, por el momento se editaron Frases célebres de niños, de Pablo Motos; Malinche, de Laura Esquivel; El desorden de tu nombre, de Juan José Millás; Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos; Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, de Rodrigo Muñoz Avia; ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?, de Luis Piedrahita; Sabor a chocolate, de José Carlos Carmona; pero si se obtienen buenos resultados, se planea editar el resto del fondo editorial en este formato.
La respuesta fue diversa, los más ortodoxos no entendieron el sentido de esta novedad ya que venían bien acostumbrados a los libros en papel, el encanto por las hojas amarillas y las arrugas que reflejan lo vivido y apelan a recuerdos; y están quienes se maravillaron por esta novedad, quienes lo vieron como una solución, lectores compulsivos en playas y bañeras; sea cuál sea la reacción, la realidad es que los libreros no aguardaron mucho en pedir sus ejemplares y la venta fue exitosa, no se sabe si por intriga o interés… y tú, ¿te comprarías un libro acuático?
Bibliografía consultada:
http://www.puntodelectura.com/
http://www.comunicacion-cultural.com/

miércoles, 6 de agosto de 2008

Editores, buenos lectores

Autora: Ana Laura Gallardo
analaura@terceroendiscordia.com.ar




-¿A qué te dedicas?
-Editora
-¡Ah! ¡qué interesante!
**ERROR**

Esta persona seguramente no ha entendido a qué nos referíamos con “editora”, seguramente esté buscando en su archivo mental las distintas acepciones de la palabra. Pero no nos consulta, entonces tendríamos que explicarle cuál es nuestro trabajo.

-¿Qué trabajo haces?
-Edición
-¡Qué hermoso trabajo! ¿edición de video?
**ERROR**

Esta persona ha recuperado de su archivo mental la primera acepción de la palabra que comúnmente aparece. Y por supuesto, como ha formulado una pregunta, tenemos que explicarle cuál es nuestro trabajo.
Realmente la palabra “edición” tiene múltiples acepciones.
El Diccionario de la Lengua española de la RAE nos muestra una enorme lista de significados de la palabra: “producción impresa de ejemplares de un texto […], conjunto de ejemplares de una obra impresos de una sola vez […], colección de libros que tienen características comunes […], impresión o grabación de un disco o una obra audiovisual […], cada una de las sucesivas tiradas de un periódico […], emisión de varios programas informativos de radio o televisión […], celebración de determinado certamen […]”, etc.
Pero ¿cuál es nuestro trabajo? ¿el del editor de publicaciones?
Estoy convencida de que un editor es, en todo momento, un buen lector en el sentido metafórico y literal de la palabra.
Un editor es aquella persona que es capaz de “hacer una buena lectura del mercado”, nutriéndose de las publicaciones que existen en él, pensando sobre aquellas que no existen pero que sería interesante que estén presentes y “leyendo” los intereses y necesidades del público ávido de nuevas publicaciones.
Pero no sólo debe estar atento a esto, también debe “leer” en el sentido literal de la palabra. Un editor vende contenidos, con lo cual debe estar inmerso en ellos y saber qué es lo que hay detrás de las portadas de los libros.
Un editor debe, además, hacer una buena lectura de la infinita oferta de autores existentes y estar a la pesca de nuevos talentos que den como resultado un producto (porque en definitiva el libro es también un producto) novedoso y fuera de la norma.
El editor no es un simple corrector de estilo porque debe ponerse en el lugar del escritor y no cumplir normas idénticas para todos como sí lo haría el corrector. El editor está en constante y permanente contacto con la materia prima del escritor, siendo capaz de hacer una lectura crítica y positiva del original y proponiendo cambios debidamente fundamentados que constituyan un beneficio para exaltar la calidad del original. Por eso, debe ser un “buen lector” del material que está editando (desde la concepción del proyecto el editor está editando) y tomar la suficiente distancia del autor y, muchas veces, de su propia figura de editor para leer como si lo hiciera el lector final del libro.
Además, el editor es la persona que crea sus propios proyectos editoriales teniendo en cuenta su lectura del mercado. Plasma sus ideas en un proyecto teniendo en cuenta todas las aristas que tiene la edición de una publicación, no puede dejar nada de lado: evaluar, hacer cálculos económicos, pensar en el contenido, el autor, el diseño, el marketing, la venta, la distribución.
Pero muchas veces este proyecto editorial necesitará la “buena lectura” de otros “editores” críticos y distantes que hagan una lectura objetiva y positiva del proyecto definiendo cuáles son los puntos fuertes y débiles del mismo.
El editor es el que cumple un papel protagónico en todo el proceso de edición, desde la creación del proyecto hasta la colocación del libro en las librerías. Es quien elije y tiene contacto con el autor y su obra, es quien decide sobre la imagen de la publicación y trabaja con los directores de arte o diseñadores para lograr una “buena lectura” visual del producto, es quien escribe los textos de contratapa y solapas, compila, selecciona, recorta, sugiere; es quien evalúa costos, decide sobre tintas, imprentas, papel, hace el plan de marketing de la publicación, es quien decide la distribución y el precio.
El editor es un empresario de productos culturales que interviene en cada uno de los pasos del proceso de publicación de un libro, siempre teniendo presente que no es un escritor, ni un diseñador, ni un corrector, es un “buen lector” que podría recibir una respuesta como ésta:
-¿A qué te dedicas?
-Editora
-Tengo unos escritos que quiero publicar ¿me podrías ayudar?

Bibliografía:
PÉREZ ALONSO, Paula. “El otro editor” en El mundo de la edición de libros, Buenos Aires : Paidós, 2002.