miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los libros de la libertad. El fomento de la lectura en las escuelas



Foto: Arantxata

Por Ana Laura Gallardo
analaura@terceroendiscordia.com.ar

El fomento de la lectura en los niños es una de las temáticas más debatidas en la educación. La formación de lectores desde la escuela puede ser extraordinaria o llevar al niño a odiar la lectura. ¿Cuál es la delgada línea que separa estas dos elecciones? Finalmente es el niño quien escoge, con libertad, lo que quiere para su vida… leer o no leer.


Cuando era pequeña descubrí un mundo de libertad en los libros. Leía muchos y muy variados, devoraba sin culpas cada uno que llegaba a mis manos. Me gustaba mucho la sensación que me generaban, un diálogo íntimo que solo el libro y yo sabíamos. Algo similar me sucedía con la escritura de diarios, era una especie de secreta adrenalina y que sólo se daba entre la escritura y yo. Posiblemente estas sensaciones que me generaban la lectura y escritura tengan que ver con la realidad de que el niño muchas veces se siente vigilado en sus elecciones, ya sea por sus padres, maestros o gente adulta. Cuando uno es niño hay muchas cosas que no están permitidas, muchas otras que no se pueden decir, otras tantas que no se pueden tocar, etc. etc.

Recuerdo que, además de mi biblioteca de libros infantiles y juveniles, en otro de los cuartos de la casa había una “biblioteca de adultos” que muchas veces visitaba: en él había libros de psicología, contabilidad, inglés y unos, que llamaban mi atención, aparentemente de literatura. Muchas veces los tomaba y miraba sus portadas, recuerdo uno llamado El color púrpura (hoy descubro que es de la autora Alice Walker y que existe una película homónima dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por Whoopi Goldberg); realmente no sé por qué llamaba mi atención, seguramente por el color de su tapa, púrpura naturalmente.

Uno de esos días de exploración a la “biblioteca de adultos” decidí que tomaría El color púrpura, lo llevaría a mi cuarto y lo leería con más tranquilidad. Mientras ojeaba su contenido entró mi padre. Teniendo en cuenta que al niño se le prohíben muchas cosas, hice lo que todos hubiesen hecho, lo escondí detrás de mí. Por supuesto que, como todo adulto expectante, mi padre se dio cuenta y me preguntó qué escondía, no tuve más remedio que descubrir el secreto y esperar el castigo oportuno en estos casos. La realidad es que no sucedió nada de lo que era esperable, mi padre me dijo con total naturalidad: “¿a ver qué estás leyendo? El color púrpura”.

Pensé que lo mejor para tratar este tema era comenzar con esta anécdota de mi infancia porque creo que es lo que mejor ilustra la idea de que para promover la lectura hay que hacerlo desde la libertad. El niño es también una persona y por más que los adultos tengamos, muchos de nosotros, responsabilidad sobre ellos, tienen derecho a realizar sus elecciones con libertad y no determinados por el “no toques”, “no mires”, “no digas”, “no hagas” de algunos adultos.

La escuela ha sido y seguirá siendo una de las instituciones más ligadas a los libros. Los docentes y bibliotecarios tienen el “deber” de animar la lectura en los niños dentro de las escuelas y también son los encargados de decir lo que se lee y lo que no se lee en las aulas.

Creo que existen dos tipos de libros ligados a la institución escolar: los libros de información, esto es: manuales de diferentes materias, libros para “aprender”, libros que se ajustan a los programas educativos anuales, libros pedagógicos. Y por otra parte están los libros de literatura, es decir: los libros del placer, libros que no requieren un esfuerzo, libros que no conllevan una tarea pedagógica posterior, los libros de la libertad.

Pero muchas veces, sino la mayoría, estos dos tipos de libros se superponen, se confunden en forma sistemática dentro de la escuela. Los docentes y bibliotecarios, atentos a su deber de “formar” niños lectores, seleccionan y, muchas veces, recortan el material de lectura de acuerdo a los famosos “valores” que se imponen desde la escuela y la sociedad y piensan esta selección en términos de aprendizaje, moralejas, etc. que luego traducen en un aburrido trabajo de comprensión lectora y preguntas pedagógicas que, lejos de “formar” lectores, hacen que el niño termine odiando la lectura. Raquel M. Barthe nos dice al respecto:

“La única forma es incentivar la lectura por placer, sin ningún trabajo previo ni posterior. Y me estoy refiriendo a la lectura literaria que no admite ningún tipo de "trabajo de comprensión lectora", ya que este tipo de textos se caracterizan por el plural de lecturas que poseen. La comprensión lectora solo se puede aplicar a los textos informativos y funcionales, pero primero hay que potenciar la capacidad lectora.
La lectura no es un hábito ni un deporte, como parecería que la quieren mostrar las "maratones" que están de moda. La lectura es un acto voluntario que requiere tranquilidad y reflexión”.


La lectura de libros no puede ser impuesta, ni desde el hogar ni desde la escuela. Muchas veces me he topado con madres que dicen que hacen todo para que sus hijos lean pero que no hay caso, no lo logran. ¿Cómo piensan que el niño, vigilado desde sus elecciones, puede formarse como lector? El niño desde su interior añora ser libre y elegir, seleccionar, recortar lo que él quiera para su vida, sin imposiciones.

“A veces la selección puede ser una censura. Los docentes, en el afán de dar al alumno "lo mejor", lo privan de la libertad de leer.
Solamente cuando se lee de todo, se puede comparar y determinar si algo es bueno o malo. Pero eso lo debe hacer el lector entrenado y libre para elegir qué leer.
Lamentablemente, ni siquiera los maestros eligen los libros, ya que utilizan el material que les mandan (oficialmente o las promociones editoriales)”, agrega Raquel M. Barthe.


¿Por qué la literatura en la escuela tiene que ser tratada como un libro de información? Me da la sensación de que muchos docentes piensan que leer un libro por placer es una pérdida de tiempo, no se pueden perder minutos de “aprendizaje”, todo debe ser pedagógico, trabajoso, los niños deben “comprender” una verdad y un sentido que ellos creen únicos en un texto ¿por qué? Los libros son libertad y por eso cuentan con múltiples interpretaciones de las que cada lector se apropia y las hace únicas, y aquí está ese diálogo íntimo que sólo se da entre el lector y el libro.

¿Por qué llevar la lectura a un único sentido? En ese acto hay censura, limitación, hay obligaciones que cumplir y esto lo único que hace es formar niños no lectores. Según Raquel:

“Los niños sienten las limitaciones en sus lecturas y les afecta. Muchas veces me dijeron que los libros que yo les prestaba eran mejores que los que les daban los maestros, aunque eran los mismos... pero conmigo tenían la libertad de leerlos o cambiarlos por otro. Yo ejercí la docencia desde el área de la Educación Física y por eso no relacionaban la lectura que yo les proponía con los trabajos escolares. Y los cuentos que se leían cuando llovía eran una fiesta esperada. Sin embargo, los maestros me aseguraban que a los chicos no les gustaba escuchar cuentos. Claro, cuando un alumno intuye que detrás del dulce viene lo amargo, rechazará el mejor caramelo...”

La lectura de libros en las escuelas debe ser una fiesta, un momento de diversidad y libertad y, por qué no, de juego y entretenimiento. Es difícil para el docente poder discernir estos dos estadios del aprendizaje porque en sus mentes está el deber de “formar” lectores y no el acompañar en el proceso de sus propias elecciones.

Las ferias del libro en las escuelas son unas de las herramientas para hacer de la lectura un mundo de placer y libertad. Es un espacio y un momento únicos en el año escolar que relacionan la lectura con la diversión, con el placer. Los niños pueden escoger sus propios libros y en ese proceso de selección pueden tomarlos, tocarlos, leerlos, dejarlos, esconderlos, compartirlos, disfrutarlos. Nelly L. Bamballi de Suaya nos dice:

“En cuanto a mi experiencia en Ferias del libro, las veo muy positivas como animadoras de la lectura, porque a partir de las narraciones, del contacto con escritores y con tantas colecciones fascinantes, los chicos se acercan con placer al mundo de la literatura, aprender a descubrir aquellos temas que más les interesan y se "apropian" del libro, en la mejor acepción de la palabra. La Feria del libro moviliza a la escuela, a los docentes, a los alumnos y a los padres provocando alrededor de ella una alegría y un entusiasmo, que se vive como una fiesta."

No hay que “formar” lectores, esta es una tarea imposible en cualquier ámbito infantil. Los niños son también personas con su propia singularidad, gustos, aficiones y tienen derecho a decidir si quieren o no que la lectura forme parte de sus vidas. La imposición del hábito de leer es, en su inmensa mayoría, un fracaso a voces. Y si a esa imposición se le añade un trabajo escolar posterior, estemos seguros que formaremos niños no lectores.

La escuela y sus docentes pueden incentivar y acompañar en el proceso de selección de libros, buscar formas de relacionar la lectura con el placer, ayudar a los niños a conocer otros autores, diversificar la lectura.

Nelly señala que “La lectura produce una maduración en el pensamiento, activa los circuitos de la inteligencia, mejora sensiblemente el lenguaje oral y escrito, permite una comunicación fluida, abre la mente, amplía el poder de la imaginación y como decía Gianni Rodari ‘A través de la lectura y la escritura se conoce el poder liberador de la palabra, no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo’".

domingo, 9 de noviembre de 2008

Dudas y curiosidades del idioma

de a de veras

"Tengo un tapado de piel de a de veras”

Gracias a series de telenovelas mexicanas nos hemos dado cuenta que este término es muy coloquial en dicho país pero… ¡“de veras” que es incorrecto!
Según el Diccionario de dudas y problemas del idioma español, de a de veras o de a deveras son “Construcciones incorrectas; dígase de veras: “Parece que te van a matar de a de veras.” (J. Rulfo, El llano en llamas, 195); “[…] esta vez como un regalo de a de veras […]” (M. Vargas Llosa, La ciudad, 209).”
Por su parte el Diccionario ideológico de la lengua española nos indica lo siguiente sobre la palabra De veras: “adv. con verdad. Con formalidad, con seriedad.”

Advertimos, asimismo, que la acepción “de veras” no aplica en los casos en los que se deben mencionar objetos. Por ejemplo: es incorrecto decir “esa pistola es de veras”, en su reemplazo debemos utilizar “esa pistola es de verdad”.


Despuesito

“Nos encontramos despuesito de las cinco”

Dirán ustedes que se trata de un nuevo uso erróneo del idioma. Pues no, fíjense que en este caso, esta palabra es sumamente aceptada.
“El DRAE/92 incorpora este diminutivo de después, en uso en Guatemala, México y Puerto Rico”.

Recuerden: cuando escuchen esta expresión no se apresuren a corregirla porque despuesito de esta nota ya sabrán que se trata de un término de a de veras.


Links de interés:
http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20080801141058AAltO5m

Bibliografía:
ARAGÓ, Manuel Rafael. Diccionario de dudas y problemas del idioma español, Buenos Aires : El ateneo, 1995.
CASARES, Julio. Diccionario ideológico de la lengua española, Barcelona, Gustavo Gili, 2001.

jueves, 2 de octubre de 2008

¡No hay escapatoria, eres un Editor!

Por Ana Laura Gallardo
analaura@terceroendiscordia.com.ar

La Edición de libros es incierta y, muchas veces, se requiere de una intuición muy fina y entrenada para tener éxito comercial. Descubre en esta nota cómo sobrevivir en el mundo editorial siendo un “novedoso Editor”.


Siempre piensas en hacer un negocio novedoso, atractivo, propio de tu imaginación y diferente, un producto que te dé satisfacciones y que el público te aplauda al recibirlo.

¿Pero qué hacer? Todo está inventado y nada parece ser nuevo. Piensas en productos que no haya en el mercado, piensas en qué te gustaría tener, qué le gustaría tener a la gente, qué hacer para convertirte en un emprendedor independiente, especial y diferente.

Esto les pasa a muchos ¿verdad? Pues bien, cuando todos tus esfuerzos, tus conocimientos y tu creatividad al pensar en el “novedoso producto” recaen en un libro, un texto, una revista o un periódico sea cual sea su característica… ¡ya no hay dudas! eres un Editor ¡y sin escapatoria! Pero a no desesperarse, siempre hay tiempo de ser un “novedoso Editor” si tienes inventiva y no pierdes la paciencia.

Sabemos que el negocio editorial es incierto, arriesgado y muy lento a la hora de recuperar el capital invertido en un proyecto. Las empresas independientes deben tener una intuición sensible y bien entrenada para saber en qué proyectos invertir y hacerlo de la mejor manera posible. Un fallo en una pequeña editorial siempre se hace sentir.

¿Qué editar? Es lo que muchos Editores nos preguntamos al ver el mercado abarrotado de libros y publicaciones que la humanidad nunca va a terminar de leer. Sin embargo los libros se siguen editando.

Si crees en tu proyecto y piensas que es novedoso y tiene un toque diferente seguramente tengas éxito, pero de nuevo tenemos que hablar de paciencia.

Para la supervivencia de estos pequeños emprendimientos existen los Servicios Editoriales que, en muchos casos (si no en la mayoría) pueden ser la salvación para la aparente eterna espera del buen funcionamiento de un proyecto editorial.

Corrección ortográfica, armado y diseño de libros, lectura e informe de originales, redacción de contenidos, son algunos de los servicios más comunes que podemos ofrecer a las grandes empresas editoriales… pero, ¿dónde quedó el “novedoso Editor”?

La competencia es grande y es preciso, por tanto, continuar poniendo en funcionamiento nuestra inventiva y buena intuición para, no solamente plantear tareas editoriales novedosas, sino también llevar a cabo estrategias comerciales y de marketing que harán que tus servicios se vean más atractivos.

Las estrategias de marketing son de suma importancia a la hora de emprender cualquier tipo de negocio, ya sea una empresa puramente comercial o de “bienes culturales” como se suele llamar a las editoriales productoras de libros.

Hacer que tus servicios editoriales se vean y suenen diferentes dentro del mercado editorial es un excelente comienzo para la subsistencia de los proyectos editoriales en los que decidas invertir.

Para ello, antes que nada, debes realmente creer que tus “servicios culturales” son productos y, como tales, deben ser parte de un entretejido comercial que debes llevar siempre contigo en tus acciones de marketing.

Piensa que tu producto comercial debe tener ofertas atractivas que llamen la atención del cliente: ¿qué necesita la gran editorial además de tus servicios editoriales? ¿qué puede ser tan interesante y atractivo de tus servicios para una editorial que tiene infinitas ofertas como la tuya? Aquí entra en juego tu capacidad de “novedoso Editor”, tu fina intuición, tu inventiva. Es preciso generar ofertas atractivas e impactantes que hagan que tu posible cliente se detenga en el mensaje que le envías.

No es necesario que pienses demasiado. Para empezar piensa en qué dirá el mensaje que enviaría una pequeña editorial ofreciendo sus servicios editoriales y hazlo totalmente diferente: utiliza otras palabras, aunque suenen raras o no convencionales, escribe una carta informal y divertida, haz un anuncio con animaciones, haz una campaña de publicidad con intriga y resolución, utilizando palabras clave que hagan que tu potencial cliente entienda que el mensaje es para él pero que no tenga forma de saber de dónde viene, para qué se lo han enviado, ¡qué es!
Inquieta a tu potencial cliente, que vea que eres creativo y tienes algo especial. Aunque ofrezcas los mismos servicios editoriales que los demás, tu producto cultural se verá, se sentirá y, finalmente, será diferente.

Muéstrate como el “novedoso Editor” que eres, ten inventiva, creatividad y paciencia, muestra tus proyectos, haz reuniones y habla de tus experiencias. Recuerda que lo más importante para una contratación es llamar la atención del cliente que verá en tu empresa un estilo único y especial que querrá capturar para sus libros.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Palabras, “transoceánicamente” hablando

¿“Transoceánicamente” hablando?
A lo largo de mi convivencia con los excéntricos y diversos habitantes de la ciudad de Madrid, tuve la posibilidad de escucharme. Lejos de ser éste un acto de autorreflexión psicoanalítica, comencé a tomar un real contacto con mi idioma materno y a comprender, en la diferencia, cómo funciona lo que con tanto ahínco mis profesores me inculcaron en la universidad.
Una de las curiosidades que descubrí son las palabras “transoceánicamente” hablando que son palabras que se escriben igual, tanto en Argentina como en España, pero que simpática y maravillosamente (o no) se utilizan rodeadas de palabras diferentes, o lo que es igual: con diferentes significados.

Curro

¡Éste anda en el curro! ¡Cómo curran!

Son algunas de las expresiones que pueden oírse muy a menudo entre las del lunfardo argentino.
Esta palabra, que se utiliza ya con un guiño cómplice y en forma de picardía, significa en lunfardo estafa o fraude, es sacar ventaja desmedida de un trabajo que cuesta poco.
Se dice “andar en el curro” y se atribuye a personajes que tienen la posibilidad de currar, porque el curro no es para todos, para currar hay que ser despierto, hay que ser rápido.
Pero también la palabra “curro”, y es aquí donde se asemeja más a la utilización en España, se usa para alguien que tiene un trabajo que le deja un dinero extra, a lo que se dice generalmente: “¡lindo curro te buscaste!”
En España la palabra “curro” es sinónimo de “trabajo” y se utiliza en el habla cotidiana e informal. “Me voy al curro” o “estoy currando” significa irse al trabajo o estar trabajando, lo que no quita que cada cual, en su práctica del curro, esté currando (que se entienda como quiera).

Ligar

“¡Te la pasas ligando, tía!”

En España la palabra “ligar” se utiliza cuando se habla de establecer un contacto amoroso de cualquier tipo.
Si en España quieres ligar tienes que salir de noche a una disco o un bar nocturno donde hay mucha gente ávida de ligues casuales y no tanto.
En Argentina la palabra “ligar” significa recibir una paliza. Antiguamente las madres decían a sus niños, cuando éstos estaban alcanzando sus límites: “¡vas a ligar una paliza!” a lo que el niño continuaba, como de costumbre, haciendo méritos para que esto sucediera.
Pero al margen de lo anecdótico pienso que esta palabra tiene una relación “transocéanica” visible: significa “recibir”. Por eso muchas veces en Argentina se utiliza en expresiones como: “¡mirá qué lindo regalo ligaste!”


Bibliografía:
http://www.clubdetango.com.ar/lunfardeando/lunfardeando.htm

Links de interés:
www.aplunfardo.org.ar
www.fundeu.es
http://www.elcastellano.org/miyara/problema.html

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Cuánto sale, cuánto vale y cuánto cuesta un sitio web

Por Ana Laura Gallardo
analaura@terceroendiscordia.com.ar

A la hora de emprender un nuevo negocio, hoy en día, es necesaria una estructura física y, sobre todo, una buena estructura virtual que brinde información a los visitantes. Pero… cuánto sale, cuánto vale y cuánto cuesta hacer un sitio web. Los precios oscilan dentro de un margen muy amplio de referencia, pero ¿todos los resultados son óptimos?


La mayoría de la gente piensa que hacer un sitio web es algo muy sencillo y, por ende, debe ser lo más barato posible. Seguramente “lo más barato posible” no cueste mucho trabajo para el diseñador y, por tanto, termine por ser algo poco valioso para el cliente y su nuevo negocio ya que, finalmente, lo que el cliente espera (tener una estructura virtual específica para su empresa) no es lo que obtiene (un sitio pobre y que no lo representa).

Menudo problema el de haber pagado poco para obtener un resultado escaso o nada favorable.
Lo cierto es que cada persona o empresa requiere de una plataforma diferente y específica que, efectivamente, constituya una estructura virtual para la marca, un apoyo, una fuente de información y una captura de nuevos clientes.


Los sitios webs son como los libros: no basta con escribirlos, editarlos e imprimirlos, sino que hay que moverlos en el mercado mediante estrategias de marketing y publicidad. Un sitio web, además de ser óptimo y cumplir con las necesidades de comunicación de la empresa, debe ser difundido en el mercado virtual: es necesario que la gente pinche en nuestro link para conocer nuestro proyecto, que navegue por todas nuestras páginas, que le resulte ameno y fácil, que lo entienda, que lo conozca de memoria y que, finalmente, quiera entrar de nuevo.


Para todo esto son importantes tres factores: un diseño de plataforma web óptima (de calidad y pensada específicamente para cada proyecto), una buena edición de contenidos (es preciso que el texto sea escueto, preciso, actualizado y bien redactado) y una constante, creciente y perseverante estrategia de marketing y difusión.


Nada de esto suena fácil ¿verdad? Por eso existen los diseñadores, editores y asesores de marketing y publicidad, quienes estudiaron y tienen una basta experiencia en el tema.


¿De qué sirve tener un sitio web poco costoso y poco valioso? Nadie ingresará y nadie conocerá el proyecto y, por lo tanto, no tendrá un constante desarrollo de nuevos clientes o incluso alianzas o inversiones con otras empresas.


Desarrollar un sitio web óptimo desde el diseño y la estructura, desde los contenidos y apto para realizar sobre él un buen plan de difusión es muy costoso para el diseñador y, por eso, más valioso para el cliente.


El diseñador emplea mucho tiempo en hablar con su cliente e indagar acerca de los objetivos del proyecto y, más tiempo aún, pensando, traduciendo y plasmando en un boceto la idea general del proyecto y los conceptos visuales que se quieren transmitir. Además, debe seguir trabajando en conjunto con el cliente, en un feedback que no termina ni aún cuando se completa el trabajo de diseño. El diseñador entonces trabaja, cual joyero artesanal, en una pieza única tallada a la medida del cliente, donde cada elemento se diseña en forma independiente y separada del resto durante horas (botones, fondos, links, pantallas, banners, etc.). Un apartado especial merecen las imágenes y fotografías que requieren, sin excepciones, un trabajo de retoque y redimensiones que pocas veces, por desconocimiento de este trabajo, es reconocido o valorizado por los clientes.
Por lo tanto, contratar a un diseñador que permita aunar los tres conceptos que planteamos para un sitio web, es fundamental para el buen funcionamiento de los proyectos.


¿Pero cómo garantizar esto de antemano? ¿Cómo hacer caso omiso a los anuncios que nos ofrecen sitios webs por poco dinero?


Como lo adelantamos, los sitios web que cuestan poco, también cuestan poco para el que los hace quien, generalmente, no es diseñador o tiene pre-planteadas plantillas de diseño estándar que en nada se ajustan a lo que el cliente necesita para un proyecto. Conclusión: malos resultados.
Como en todo, nunca sabremos si obtendremos un trabajo que nos satisfaga; pero existen parámetros a tener en cuenta: en principio, lo fundamental es tener una primera entrevista con el diseñador y ver qué nos ofrece (diseño, edición de textos y/o plan de marketing) y luego plantear reuniones periódicas en donde se genere un ida y vuelta de dudas y propuestas pero, por sobre todas las cosas, donde el diseñador escuche y sea escuchado. Lo importante, como en todo sitio web, es poder comunicar.


Para ganar en un proyecto es preciso tener una buena estructura web que sea valiosa para la empresa: que nos permita comunicar lo que queremos a nuestros clientes, hacernos conocidos y captar nuevos clientes, interactuar con otras empresas y que, por sobre todas las cosas, nos represente.
Sabemos que para lograr esto el diseñador trabajará durante horas en un proyecto pensado específicamente para la empresa, que sale, que cuesta y que vale tanto como el proyecto porque es parte de nuestra propia plataforma de comunicación.

lunes, 25 de agosto de 2008

El vuen uzo del hidioma

Por M. Cecilia Crespo


Quién es esa figura, un tanto anónima, que nunca firma su obra, sin la cual el entendimiento se hace difícil.

Corrector, figura poco valorada en los últimos tiempos. Se imagina al corrector como un ser poco amistoso que se pasa todo el día buscando errores ajenos, con lupa y lapiceras de colores en mano, una especie de personaje extraño… pero, cuál es la esencia de la corrección, de qué sirve ese paso tan importante y tantas veces obviado. De la corrección depende, en gran medida, que un texto llegue a su destinatario de la forma más legible, eficaz y comprensible posible.

La corrección, a gran escala, permite que todos hablemos la misma lengua, y, por lo tanto, que la comunicación sea efectiva.

El corrector vela por el cuidado del idioma, es el encargado de la revisión lingüística del texto de la obra (gramática, ortografía y lexicología); y de la forma en que se expresan los conceptos en el mismo.

La tarea parte de una lectura “especial”: revisa las letras que forman las palabras, corrige la coherencia gramatical, revisa la composición y se ajusta a las convenciones ortotipográficas.

¿Por qué es tan importante la labor del corrector para cualquier texto a publicar, ya sea en forma impresa o en la web, oral o escrito?


- El error descalifica el texto y, también, a su autor, haciendo que el mensaje pierda valor.
- La visión del corrector otorgará un valor agregado a la obra, es una posibilidad de mejora.
- Contrariamente a lo que comúnmente se piensa, los programas utilizados por editoriales y medios periodísticos para la corrección de los textos, si bien ayudan, no son totalmente efectivos, ya que hay errores que no son detectados, ya sea porque se trate de homónimos o porque la palabra existe en el vocabulario pero fue puesta por error. Las computadoras no razonan y no tienen en cuenta el contexto, ni consideran al futuro lector del texto, los correctores sí, para ello se forman profesionalmente.

Actualmente la figura del corrector ha sido desprestigiada; con sólo observar los avisos, escuchar discursos o leer el diario, se hace evidente la ausencia de esta figura, ya no es considerada una tarea importante.


Para reivindicar esta situación un grupo de profesionales del idioma español y correctores reúnen firmas (nombre y apellidos, profesión, localidad y país de residencia) que puedes enviar a
Silvia Senz Bueno (silvia.senz@wanadoo.es), una de las promotoras y administradora de la lista sobre corrección y edición “Editexto”.El manifiesto tiene el propósito de dirigirse a las autoridades encargadas de velar por el buen uso del idioma (Real Academia Española, Academia Argentina de Letras, entre otras) para solicitarles que fomenten la creación de titulaciones oficiales de corrección de textos en español, que reconozcan el carácter profesional de dicha tarea y permitan regular su formación.

Es importante que todos colaboremos en el fomento de esta tarea, y que le demos el lugar que se merece, para que realmente usemos todos el mismo idioma y nos entendamos mejor.

Bibliografía consultada:
http://periodistas21.blogspot.com/
http://librodenotas.com/romanpaladino

viernes, 15 de agosto de 2008

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Entre chapuzones y letras

Libros acuáticos


Autora: M. Cecilia Crespo
cecilia@terceroendiscordia.com.ar


Verano, tarde, playa, recién salgo del agua, me cubro con una toalla y empieza el largo rato de letargo, nada que hacer... ¿un bizcohito?, ¿un vasito de jugo?, un partidito de dados y por fin el momento de la lectura, el íntimo momento, el momento inventado, imaginado, sólo uno frente al libro. Abro en el capítulo que dejé ayer, guardo el boleto-señalador y me concentro (o desconcentro de mi entorno), me sitúo en la historia, estoy en el mejor momento y… splash! el perro de mi vecino, bien fresco y fatigado se sacude con todo fervor y empapa mi libro… ¡mi novela! ¡mi momento deseado! Recupero la vista a la página y ahí está... todo arruinado, arrugado, ilegible a mis ojos, cierro el libro enojada e intento dormirme tratando de disimular mi mal humor.
¿Te pasó alguna vez algo similar? ¿En la piscina, el fin de semana de pesca, en el parque con el imprevisto chaparrón o con esa ola maleducada y mal calculada?
La editorial Punto de Lectura, perteneciente al Grupo Santillana, pensó en estos accidentes y en el marco de la Feria del Libro de Madrid 2008 presentó el pasado 7 y 8 de junio una novedad que va a revolucionar los hábitos de lectura de muchos: “Los libros acuáticos de bolsillo”. Se trata de títulos editados en un formato impermeabilizado, en papel especial, cosidos con hilos vegetales y encuadernados en una materia que permite que no se deterioren aunque se caigan al agua. Se venden al público a tan sólo 11,95 euros.
La selección de los títulos se hizo pensando en abarcar un público amplio, por el momento se editaron Frases célebres de niños, de Pablo Motos; Malinche, de Laura Esquivel; El desorden de tu nombre, de Juan José Millás; Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos; Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, de Rodrigo Muñoz Avia; ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?, de Luis Piedrahita; Sabor a chocolate, de José Carlos Carmona; pero si se obtienen buenos resultados, se planea editar el resto del fondo editorial en este formato.
La respuesta fue diversa, los más ortodoxos no entendieron el sentido de esta novedad ya que venían bien acostumbrados a los libros en papel, el encanto por las hojas amarillas y las arrugas que reflejan lo vivido y apelan a recuerdos; y están quienes se maravillaron por esta novedad, quienes lo vieron como una solución, lectores compulsivos en playas y bañeras; sea cuál sea la reacción, la realidad es que los libreros no aguardaron mucho en pedir sus ejemplares y la venta fue exitosa, no se sabe si por intriga o interés… y tú, ¿te comprarías un libro acuático?
Bibliografía consultada:
http://www.puntodelectura.com/
http://www.comunicacion-cultural.com/

miércoles, 6 de agosto de 2008

Editores, buenos lectores

Autora: Ana Laura Gallardo
analaura@terceroendiscordia.com.ar




-¿A qué te dedicas?
-Editora
-¡Ah! ¡qué interesante!
**ERROR**

Esta persona seguramente no ha entendido a qué nos referíamos con “editora”, seguramente esté buscando en su archivo mental las distintas acepciones de la palabra. Pero no nos consulta, entonces tendríamos que explicarle cuál es nuestro trabajo.

-¿Qué trabajo haces?
-Edición
-¡Qué hermoso trabajo! ¿edición de video?
**ERROR**

Esta persona ha recuperado de su archivo mental la primera acepción de la palabra que comúnmente aparece. Y por supuesto, como ha formulado una pregunta, tenemos que explicarle cuál es nuestro trabajo.
Realmente la palabra “edición” tiene múltiples acepciones.
El Diccionario de la Lengua española de la RAE nos muestra una enorme lista de significados de la palabra: “producción impresa de ejemplares de un texto […], conjunto de ejemplares de una obra impresos de una sola vez […], colección de libros que tienen características comunes […], impresión o grabación de un disco o una obra audiovisual […], cada una de las sucesivas tiradas de un periódico […], emisión de varios programas informativos de radio o televisión […], celebración de determinado certamen […]”, etc.
Pero ¿cuál es nuestro trabajo? ¿el del editor de publicaciones?
Estoy convencida de que un editor es, en todo momento, un buen lector en el sentido metafórico y literal de la palabra.
Un editor es aquella persona que es capaz de “hacer una buena lectura del mercado”, nutriéndose de las publicaciones que existen en él, pensando sobre aquellas que no existen pero que sería interesante que estén presentes y “leyendo” los intereses y necesidades del público ávido de nuevas publicaciones.
Pero no sólo debe estar atento a esto, también debe “leer” en el sentido literal de la palabra. Un editor vende contenidos, con lo cual debe estar inmerso en ellos y saber qué es lo que hay detrás de las portadas de los libros.
Un editor debe, además, hacer una buena lectura de la infinita oferta de autores existentes y estar a la pesca de nuevos talentos que den como resultado un producto (porque en definitiva el libro es también un producto) novedoso y fuera de la norma.
El editor no es un simple corrector de estilo porque debe ponerse en el lugar del escritor y no cumplir normas idénticas para todos como sí lo haría el corrector. El editor está en constante y permanente contacto con la materia prima del escritor, siendo capaz de hacer una lectura crítica y positiva del original y proponiendo cambios debidamente fundamentados que constituyan un beneficio para exaltar la calidad del original. Por eso, debe ser un “buen lector” del material que está editando (desde la concepción del proyecto el editor está editando) y tomar la suficiente distancia del autor y, muchas veces, de su propia figura de editor para leer como si lo hiciera el lector final del libro.
Además, el editor es la persona que crea sus propios proyectos editoriales teniendo en cuenta su lectura del mercado. Plasma sus ideas en un proyecto teniendo en cuenta todas las aristas que tiene la edición de una publicación, no puede dejar nada de lado: evaluar, hacer cálculos económicos, pensar en el contenido, el autor, el diseño, el marketing, la venta, la distribución.
Pero muchas veces este proyecto editorial necesitará la “buena lectura” de otros “editores” críticos y distantes que hagan una lectura objetiva y positiva del proyecto definiendo cuáles son los puntos fuertes y débiles del mismo.
El editor es el que cumple un papel protagónico en todo el proceso de edición, desde la creación del proyecto hasta la colocación del libro en las librerías. Es quien elije y tiene contacto con el autor y su obra, es quien decide sobre la imagen de la publicación y trabaja con los directores de arte o diseñadores para lograr una “buena lectura” visual del producto, es quien escribe los textos de contratapa y solapas, compila, selecciona, recorta, sugiere; es quien evalúa costos, decide sobre tintas, imprentas, papel, hace el plan de marketing de la publicación, es quien decide la distribución y el precio.
El editor es un empresario de productos culturales que interviene en cada uno de los pasos del proceso de publicación de un libro, siempre teniendo presente que no es un escritor, ni un diseñador, ni un corrector, es un “buen lector” que podría recibir una respuesta como ésta:
-¿A qué te dedicas?
-Editora
-Tengo unos escritos que quiero publicar ¿me podrías ayudar?

Bibliografía:
PÉREZ ALONSO, Paula. “El otro editor” en El mundo de la edición de libros, Buenos Aires : Paidós, 2002.

martes, 17 de junio de 2008

Bienvenidos a nuestro boletín

Queridos lectores:

Les damos la bienvenida a nuestro boletín electrónico de
Tercero en discordia. Editores, buenos lectores
Nos gustaría que nos acompañen en el nacimiento del primer número del que queremos que formen parte.

¿Para quiénes?
Como editores de publicaciones los invitamos a suscribirse y formar parte de este nuevo boletín que brindará información útil y notas de interés sobre todo el proceso de edición, diseño, impresión y encuadernación de publicaciones a todos aquellos...

amantes del libro, editores, escritores, diseñadores gráficos, libreros, imprenteros, estudiantes de letras, edición, diseño, artes gráficas, bellas artes y todas aquellas personas que sientan curiosidad por el mundo de la edición de publicaciones de todo tipo.
¿Qué ofreceremos?
Información básica sobre todos los pasos en el proceso de edición de publicaciones para todas aquellas personas interesadas en este rubro pero que no encuentran información libre de tecnicismos. Mostraremos el "detrás de escena de este trabajo"
Información técnica, notas de interés y consejos útiles para todas aquellas personas que son profesionales en estos rubros y que desean estar actualizados y nutrirse de nuevas experiencias e información.
Podrán disfrutar de notas de color, cursos de edición y encuadernación, experiencias y anécdotas de profesionales, reportajes, lecturas, concursos, humor y mucho más.
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¡Hasta Pronto!
Ana Laura Gallardo